Cómo ayudar a los cuidadores y cuidadoras de personas dependientes - Comunidad Vively
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Cómo ayudar a los cuidadores y cuidadoras de personas dependientes

Cómo ayudar a los cuidadores y cuidadoras de personas dependientes

Los cuidadores y cuidadoras de personas dependientes son héroes y heroínas cotidianos. Si buscamos la palabra cuidador en el diccionario sorprende la definición que recoge: que cuida. Si damos un paso más y buscamos su origen etimológico el término cuidador cobra la relevancia que merece, gracias a la gran cantidad de verbos que se asocian a esta figura. Un cuidador resguarda, atiende, conserva, administra, cultiva, mantiene, protege, mira, vigila, cela, custodia y defiende a alguien o alguna cosa.

Atender a personas en situación de dependencia no es fácil. Saber cómo acercarnos a ellas, como preservar su dignidad y su autonomía sin dejar de atender sus necesidades básicas y las derivadas de su dependencia, ayudar sin ofender y cuidar sin traspasar fronteras no es una tarea fácil.

Los cuidadores no profesionales suelen ser personas amigas o familiares de las personas dependientes que prestan su ayuda para poder facilitarles soporte en sus necesidades básicas. En una familia es normal que todos los miembros presten su ayuda, y así se reparte la carga y la responsabilidad. Pero suele haber un cuidador principal, aquella persona que se ocupa mayoritariamente de la persona con dependencia, que asume la mayor parte de los cuidados y también en la toma de decisiones.

Su tarea, que comporta grandes dosis de humanismo, de generosidad, de empatía, de sacrificio se concreta, básicamente, en ayudar a las personas con dependencia a la realización de las tareas de la vida cotidiana, las que nos permiten vivir con dignidad (aseo, comida,) y a las actividades más instrumentales (tomar la medicación, la gestión económica, la sociabilización, salir de casa, acudir al médico).

El 83% de las personas que atienden a un familiar, los cuidadores no profesionales, son mujeres. Hijas, esposas y nueras, con una edad media de 50 años y que comparten el domicilio de la persona dependiente. La mayoría laboral prestan sus cuidados diarios y no tiene un trabajo remunerado. Estos datos están relacionados al rol que la mujer ha adoptado tradicionalmente en nuestra sociedad y en el seno de la familia. Pero este rol va cambiado y la incorporación de la mujer al mercado laboral, ha hecho disminuir el número potencial de cuidadoras, En el futuro, con una sociedad más envejecida, puede ser un problema difícil de solucionar.

Más comunes de los cuidadores son el desconocimiento de la enfermedad o dolencia del familiar a quien cuidamos y como prestar las atenciones que necesita; no tenemos los conocimientos y habilidades para que esta tarea no impacte de forma directa en nuestra salud y cotidianidad; nos tenemos desarrolladas las competencias para apoyar al familiar en sus tareas diarias y en sus necesidades concretas; y por último no sabemos valorar el alcance de los cuidados necesarios y la gran responsabilidad que supone.

Lo más importante para compaginar nuestra vida con el cuidado a otras personas es informarnos adecuadamente en el médico de cabecera, consultar la información básica en portales de internet dedicados a estas tareas y sobre todo, estar abiertos a recibir la formación necesaria para poder ejercer, adecuadamente, la función de cuidador.

Vively ofrece a los cuidadores herramientas y formación online y offline para solucionar todas las dudas que puedan tener y ayudarles a gestionar su tiempo para conseguir una mejor calidad de vida, con menos sobrecarga de trabajo y menos niveles de estrés, lo que a su vez repercute en la calidad de vida del paciente.

Estos programas de formación para cuidadores están enmarcado dentro de una metodología exclusiva, desarrollada por el Centro de Investigación y Educación del Paciente de Stanford (California, Estados Unidos) e implementado en nuestro país por Vively que es la única agencia certificada por la universidad norteamericana para impartir su formación en Europa y Latinoamérica.

Para poder cuidar a los demás, hemos de empezar por cuidarnos nosotros mismos. El autocuidado nos ayudará a ser mejores cuidadores.

Foto: Toshihiro Oimatsu en Flickr Creative Commons

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